Cambian las formas de relacionarse con los demás, cambian los hábitos de consumo, los de trabajo, los de ocio, los de estudio y hasta las relaciones de pareja.
Al ritmo frenético que impone la era digital cambian los negocios, los bancos, las administraciones y las universidades... Y cambia también el equilibrio de poderes entre los distintos estamentos de nuestra sociedad.
La posibilidad que hoy tiene cualquier internauta al alcance de la mano para compartir cualquier cosa que pueda ser enviada a través de una red telemática (voz, música, textos, software, imagen, vÃdeo...) está revolucionando, no sin una notable resistencia, negocios tan tradicionales como el de los medios de comunicación, como la industria musical, los juegos, o el cine. Y ahora le toca el turno a la televisión, uno de los medios globales para la comunicación de masas.
Escribir los términos «internet TV» en la ventana de búsqueda de Google significa encontrarse, en menos de un segundo, con 528 millones de resultados. Se cuentan por varios cientos de miles las páginas web que ofrecen, completamente gratis, enlaces o «streaming» de vÃdeos, tráileres, pelÃculas, series o informativos procedentes de todos los rincones del mundo.
Pero no sólo eso. Gracias a las tecnologÃas actuales, los contenidos clásicos de la «caja tonta» se vuelven repentinamente listos y «aprenden» a pasar a cualquiera de las «otras» pantallas que nos acompañan a lo largo del dÃa, desde el ordenador a la PDA o, incluso, al teléfono móvil.
El imaginario virtual, además, se llena también de fotos, vÃdeos y canales con sus contenidos enteros producidos por los propios usuarios. Contenidos de corte «amateur» a veces frescos o a veces cargantes y que, a su vez, son ofrecidos al resto del mundo, debidamente ordenados y catalogados, tanto por ellos mismos como por una mirÃada de sitios web que encabeza el ya archifamoso «You Tube».
Por otro lado, la llegada y la posterior y rápida combinación de la televisión digital, la imagen en alta definición y el aumento imparable de los anchos de banda a disposición de la sociedad, están abriendo una multitud de nuevas y excitantes posibilidades al alcance de todos aquellos en posesión de un ordenador.
Los primeros vÃdeos por internet, apenas una minúscula ventana en la pantalla, con figuras desenfocadas y que avanzaban a saltos como autómatas grotescos, han dado paso a la posibilidad de ver imágenes dotadas de movimiento «real», en alta resolución y a toda pantalla.
Y esa posibilidad es la que ha provocado, y provoca, toda una avalancha de soluciones tecnológicas que intentan poner orden en el caos y, de paso, encauzarlo hacia soluciones y proyectos económicamente viables. AsÃ, cada uno por su cuenta, distintos actores entran y salen de esta obra global, e intentan repartirse el pastel. Desde operadoras de telefonÃa hasta canales de televisión, pasando por empresas de tecnologÃa reconvertidas, o por las milagrosas «start ups» nacidas con el único objetivo de explotar las posibilidades virtualmente ilimitadas de esta nueva era de la imagen digital.
Se trata, también, de intentar evitar que se reproduzca lo que ya ocurrió con la industria musical, que se vio pronto superada por los acontecimientos y por millones de internautas armados con programas de intercambio de ficheros (eMule, BitTorrent, etc.) que copian y comparten masivamente sus canciones sin acordarse siquiera de que existen los derechos de autor.
Las nuevas tecnologÃas (televisión digital, alta definición, programas P2P, mayores anchos de banda...) se combinan con una creciente «oferta televisiva» que va de lo «amateur» a lo profesional, y que incluye un amplio abanico desde el vÃdeo doméstico colgado en YouTube a la programación de National Geographic a través de iTunes, que abarca las soluciones IPTV adoptadas por operadoras y empresas de todo el mundo (como Imagenio en España) o la nueva fórmula recién estrenada por la novedosa joost.com, cuyos creadores aprovechan su experiencia anterior (son los mismos que crearon KaZaa, uno de los primeros programas de intercambio de archivos, y Skype, que ofrece servicios de telefonÃa por internet) para poner en el mercado la primera televisión global a través de internet.
Como ya ha informado ABC, esta novedosa fórmula se nutre con los productos televisivos de las principales productoras y canales, y su calidad y variedad depende del número de acuerdos que los ejecutivos de Joost sean capaces de firmar para ello. Por el momento, y parece sólo un primer paso, están disponibles hasta 150 canales y todos ellos son gratuitos.
En España acaban de lanzarse cuatro canales de televisión por internet, distribuidos por la plataforma YouLike.TV (www.coruna.tv, www.canaldeportivo.tv, www.culleredo.tv y www.mundosdigitales.tv).
Y hasta aquà las empresas. Pero ¿Y los usuarios?, ¿qué opinan los destinatarios de todas estas tecnologÃas y servicios? Una idea aproximada podrÃa darla el éxito fulgurante de YouTube, que apenas unos meses después de lanzarse ya se habÃa convertido en una de las páginas web más visitadas del mundo. Hoy, muchas empresas y organismos de todo tipo se han subido a ese carro y ofrecen su publicidad o sus contenidos en el formato adecuado para la web. Se dice que ese será el fin de la TV tal y como la conocemos, y el principio de una era en la que los usuarios tomarán las decisiones.
Es precisamente esa posibilidad de tomar el control de lo que se ve y se oye lo que está impulsando cada vez a un mayor número de personas a apuntarse al carro digital. Según una encuesta a 2.500 usuarios de banda ancha de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España encargada por Motorola, el 45 por ciento de los europeos que disponen de conexión a internet de alta velocidad ven programas de TV «on line». Los franceses, con un 59 por ciento, son los que se llevan la palma, seguidos de cerca por italianos y británicos. Los más reticentes, con un 33 por ciento, son los telespectadores alemanes.
La encuesta revela también que el uso que las personas hacen del televisor está cambiando profundamente. Por ejemplo, los televidentes europeos declaran tener, como media, hasta tres dispositivos conectados a su receptor de televisión. Un buen ejemplo son las cámaras digitales y las videocámaras para ver y descargar vÃdeos y fotografÃas. El uso de los discos duros multimedia (en los que se graba de internet y se conecta después, para ver los contenidos, en el receptor de televisión), está también cada vez más extendido.
El 57 por ciento de los europeos encuestados, además, afirman que les gustarÃa tener acceso a internet mientras ven la televisión, especialmente durante losprogramas en directo para, por ejemplo, ver estadÃsticas durante una retransmisión deportiva. El 35 por ciento de los telespectadores quisieran también poder parar o rebobinar la retransmisión de televisión en directo. Entre los encuestados españoles, el 81 por ciento se quejaron del exceso de publicidad en todas las cadenas de televisión, y el 61 por ciento del precio de los servicios, «muy caros para lo que ofrecen».
El ambiente está, pues, caldeado y a punto. La televisión tal y como la conocemos tiene los dÃas contados. Y su sucesora puede haber nacido ya.
Fuente de información: LaFlecha.net